Programa Amor no logra sacar a los niños de las calles

En el lanzamiento la Primera Dama aseguró que   para el 2011 25 mil niños saldrían de las calles y  unos 2,374 niños, de un total de 2,967 que estaban internados en centros de protección especial, regresarían a su familia de origen o a una sustituta.

“Con este esfuerzo en el año 2011 ningún niño quedará en las calles, todos habrán recobrado su derecho a estudiar, jugar y crecer en condiciones dignas", expresó Murillo.

Sin embargo, a mediados del 2009 Marcia Ramírez, Coordinadora del Programa Amor,  informó que hasta ese momento se había logrado captar a un total de 5 mil 976 niños, a quienes se les estaba garantizando el acceso a la escuela. Esta cantidad representa  apenas el 2.5% del total de niños y niñas en riesgo por trabajo infantil a nivel nacional.

El Ministerio de la Familia Adolescencia y Niñez  (MIFAN), encargado de ejecutar el Programa,  cuenta con uno de los presupuestos más raquíticos del gobierno. Un Informe presentado por el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) este año, revela que sólo en el 2009 este ente gubernamental  fue afectado con una reducción de 10 millones de córdobas.

Mientras el Estado se muestra incapaz de responder  a este fenómeno multicausal, los niños y niñas siguen poblando los semáforos como es el caso de Carlos.

“Los niños de la calle llegan a su vida adulta físicamente desgastados, ya que su cuerpo durante la niñez fue expuesto a gases tóxicos, rayos del sol, al frío y a la lluvia. Asimismo, sufren de malformaciones musculares y óseas por transportar mercaderías cuando el cuerpo estaba en formación,.”, opina María Consuelo Sánchez, Directora Ejecutiva de la Asociación Quincho Barrilete.

Adilia Amaya,  Directora del Instituto de Promoción Humana (INPRHU), organismo  que trabaja con niños de la calle,  dice que el problema debe atacarse desde la raíz: “Hay que buscar opciones vocacionales para las familias, en especial, para las mujeres quienes están inmersas en el sector informal de la economía en la venta callejera y en los mercados.” 

Esta psicóloga es de la opinión que para sacar  a los niños y niñas de la calle hay que romper  con “percepciones muy vinculadas al fatalismo de las familias que  perpetúan el círculo vicioso de la pobreza”.

“La mayor debilidad del Programa Amor es que ha estado trabajando muy aislado, no puede seguir así. Hay que sumar esfuerzos y voluntades pues la niñez que trabaja en las calles es un problema que nos atañe a todos y todas”  dice Amaya. 

Un malabarista de la calle